martes, 18 de octubre de 2005

Capítulo V. Fin

Tal y como anuncié en la entrada Metamorfosis, esto es un relato de cinco capítulos. Que van desde el pasado mes de julio hasta el presente mes de octubre.

Han sido 4 meses resumidos en 4 entradas de mi diario. En estos cuatro meses han habido cambios importantes en mi vida. Cambios que en su momento no pude “saborear” porque seguido de un cambio venía otro, éste desencadenaba un nuevo movimiento, todo esto acompañado de alguna que otra sorpresa inesperada…. Así que, lo que he hecho durante este tiempo ha sido ACCIÓN/REACCIÓN.

De todos modos todas las acciones han quedado en mi mente. Guardadas en mi disco duro, indexadas en este blog, recordándolas desde la distancia para verlas desde otra perspectiva.
Esta era la idea de escribir Metamorfosis. Tener un índice de lo ocurrido. Poner una fecha a mis cambios. Me viene muy bien para no olvidar. Suele ocurrirme que no recuerdo de las cosas cuando hace tiempo que han pasado. Solo me quedo con detalles que han llamado mi atención (como iba vestida el día D, qué me respondiste cuando te pregunté Z, …), también me ayuda compartir los recuerdos con alguien. Cuando lo practico, siempre me sorprende ver cómo la otra persona no lo recuerda igual yo, y curiosamente siempre me aporta detalles que no me había dado cuenta.

Es agridulce esto de acabar con el relato. Por una parte, estoy contenta de haber puesto fin a este cuento. Vivir en el pasado es estar muerta. Pero por otro lado pensaba. Y si voy añadiendo capítulos? Y si hago un flash back más anterior todavía?
La respuesta la he descubierto este fin de semana cuando, de repente, me han entrado unas ganas horribles de actualizar. Sé que todavía tengo que encontrarme cómoda en mi nuevo presente, mi situación laboral, sentimental y hogareña no es la misma que antes de Metamorfosis pero, aunque los escritos no se distribuyan en capítulos, creo que seguiré escribiendo movidaenmicabeza por Internet.
Debo reconocer que la presión del fotolog me acecha, pero no voy a caer. Los matices, la lentitud y la verborrea son lo mío.

La semana pasada me grabé un cd con las fotos que tiene mi exnovia en su pc. Estuve chafardeando con la ayuda del explorador de Windows y (aunque no miré todas las carpetas) en la mayoría de ellas, había alguna/s foto/s en la que salía yo. Ahora que ya no vivimos juntas, ésta es una de las cosas que quería llevarme. Nuestras/sus fotos. Muchas de ellas no las había visto y sé que todavía me quedan algunas por ver. Es impresionante lo mucho que me ha fotografiado. Me gusta pensar que, cualquiera que explore su pc investigando sobre su pasado, me vea a mi, en casi todos sus capítulos…

Es curioso, porque aunque me gustan mucho las fotos, en mi nuevo piso no quiero que ver fotos personales colgadas en las paredes. El segundo día de convivencia con mi nuevo inquilino, me encuentro en medio del mueble recibidor que hay en la entrada de casa, envuelta en un marco azul cielo horroroso, una foto en la que aparece él. Bajito, moreno, con rasgos mejicanos (porque lo es), sonriente, mirando a cámara apoyado en un balcón. De fondo se vislumbra el Fórum. Me afectó entrar en casa y ver la foto.
En su lugar he puesto incienso y unas velas. Soy muy maniática con los olores. Así que, cuando entro en casa y no me gusta como huele, enciendo una varita de incienso natural.

lunes, 10 de octubre de 2005

Capítulo IV. Los pétalos de la margarita. ¿Si o no?

Seguro que muchos de nosotros hemos arrancado pétalo a pétalo una margarita, en algún momento. Haciendo preguntas tipo, “me quiere, no me quiere”, “apruebo, no apruebo”, “decisión correcta o incorrecta”, “me tocará la lotería, no me tocará”, “si o no”…
En la vida de uno, el concepto de deshojar una margarita, aparece en varias ocasiones. La respuesta es a veces simplemente un juego, un pasatiempo y a veces el resultado de alguna prueba.

Por suerte, el resultado de mi análisis fue no. Las dudas, que poco a poco habían condicionado mi vida y los castillos en el aire que había construido durante demasiado tiempo, se desvanecieron en el mismo momento que salí de la consulta y respiré aire fresco. El sida había entrado en mi vida por sexo, había contagiado mi cabeza y se fue por la sangre
Y me pregunto, ¿que hubiera pasado si la respuesta hubiera sido si?

De este episodio de dudas y miedos que ya quedó atrás, me alarma la conducta de la seguridad social respecto a este tema. Mi médica (a no ser por mi expresa petición) no incluyó el test del VIH en un análisis de sangre básico. Acaso no es importante detectar en la sangre el virus de inmunodeficiencia humana? Parece ser que la sanidad de este país está más preocupada por el colesterol.
Y yo digo:
- Modernícese sra. ministra!
- Ánimo a los que su margarita dijo si.
- Be careful a los que su margarita ha dicho no.

Habiendo superado “positivamente” otra de las muchas pruebas que últimamente me pone la vida, seguí con la búsqueda de piso. Llevaba 1 mes viviendo en “Casa Paco”, sin los ronquidos ni ronroneos de mi gatita Quincy. Había cambiado de trabajo, ahora podía ir a comer a casa, iba a la oficina andando pero, ya iba siendo hora de encontrar un hogar para mi.
Vi muchos pisos. Empecé por la utòpica idea de irme a vivir sola. Las inmobiliarias me mostraban áticos de 15 metros cuadrados sin ascensor, que realmente eran habitaciones con paredes mugrientas, lavabos inhumanamente sucios y cocinitas de juguete montadas en medio de un pasillo o en la entrada. Todo esto por el módico precio de demasiados euros al mes.
Así que, después de aplazar esta opción y esperando un futuro lleno de riquezas, seguí visitando pisos de 2/3 habitaciones con la idea de alquilar alguna/s de ellas una vez instalada. Entre visita en el centro y visita en las afueras, se me presentó una alternativa que no había imaginado que pudiera existir y menos aún, que yo pudiera afrontarla.
Unos conocidos dejaban la casa donde vivían. Es una casita de alquiler en el barrio de "Fabra i Puig". Tiene 2 plantas, 2 terrazas, jardín con un olivo, parket, calefacción, luz natural, 3 habitaciones dobles, cocina equipadísima, grande y un comedor con una escalera de caracol desde la que, en mis sueños, bajaría los fines de semana a prepararme el desayuno y subiría a la terraza de mi habitación a tomar el café acompañada de mi novia, que se quedó emocionada después de ver la casita.

No tuve tanta suerte como en mi prueba anterior, y la margarita dijo no.
Aunque, como yo tengo una esperanza infinita (¿?) y soy muy tenaz, sigo guardando el teléfono de la dueña y sé que, si ahora quedara libre la casa, yo estaría en primer lugar…

domingo, 2 de octubre de 2005

Capítulo III. Vivir en Casa Paco

En un año me he mudado tres veces. Cada vez que te mueves de un piso, dejas cosas allí. Y según quién se quede viviendo donde tú estabas y cómo haya acabado la relación, dejas más o menos recuerdos...
El fin de semana del Orgullo Gay, me mudé. Me llevé lo imprescindible, me iba a casa de unos amigos que tienen ya el piso montado así que, solo tenía espacio para mi habitación.
Durante la época en la que estuve viviendo allí, pasaron muchas cosas. Y todas ellas, las viví bajo un stressss, del que ahora me estoy liberando..

Con la presentación de nuestro trabajo final delante de profesores y compañeros, acabé el master. La verdad es que estoy muy contenta de haberlo hecho y haberlo acabado tan bien, pero os aseguro que pasará mucho tiempo y muchas cosas antes de que vuelva a hacer otro. De esa época me quedo con la idea de que con esfuerzo consigues lo que te propones, aproveché para hacer colegas y contactos, di un salto en mi carrera profesional pero no pude dedicar tiempo ni energías a nadie (incluida yo).

La semana después de finalizar el master fue estupenda. Tenía las tardes libres, me iba de cháchara con mis ex-compañeros de trabajo (ahora amigos), me daba paseos por la ciudad buscando piso, quedaba con mi novia después del curro (me llevó a una hamburguesería pija donde comí la mejor hamburguesa de mi vida...) Desde luego, fueron unas tardes muy disfrutadas hasta que, cambié de trabajo.
Después de haber logrado acabar mi master y haber conseguido que el mundo empresarial me viera como Consultora, dejé la empresa donde había trabajado los últimos 3 años dando soporte a sus aplicaciones y procesos informáticos. Me gustó comprobar que me valoraban más de lo que yo creía, incluso me contra ofertaron, pero ya fue tarde. Suele ocurrir.
El mismo día en el que yo anuncié que me iba, tres personas más de mi mismo departamento lo anunciaron también, quitándome protagonismo y dirigiendo las miradas a mi jefe y al jefe de mi jefe, que tenían cara de situación descontrolada. Cuando ocurren estas “casualidades”¿?, el ambiente laboral cambia. Durante ese día, nadie trabajó. En lugar de 2 cafés, nos tomamos 5, fumamos más de lo normal, llamadas de teléfono una detrás de otra, cotilleos para saber la futura empresa, despedidas antes de hora y desmotivación... La situación de caos, me recordó a una época muy anterior a todo esto, cuando la empresa en la que trabajaba decidió cerrar el centro de trabajo usando un expediente de regulación cómo excusa.

Fueron días de despedidas:
- Me despedí de mis compañeros de master, algunos cruzaban el charco para volver a sus países del centro y sur américa.
- Me despedí de mi mesa, de la ventana que disfruté mi último año, del polígono, de mis compis de curro y de mi jefe que, aun con su eterna indecisión, aprendí que la humanidad en el trabajo es un valor destacable.
- Me despedí de mi abuelo. Llevaba dos meses en el hospital, entró por una neumonía que nos asustó a todos pero que a la semana superó. Celebramos su 95 cumpleaños con un pastel, en su habitación. Es curioso el instinto de supervivencia que tiene el hombre. Luchó por su vida hasta que entre sueños y dopado intuyó que no volvería a andar. Una muerte muy dulce, tuvo tiempo de despedirse….

Entre tanta despedida, yo me fui de vacaciones. Fui a un festival llamado ElectroinRío, dormí en una tienda de campaña, pasé frío, comí bocadillos de chorizo del bueno, bebí litros de cerveza y disfruté de ver a grupos conocidos, desconocidos y transformismo a tutti pleni en medio de Camarzana de Tera, un pueblo perdido cerca de Zamora… La verdad es que todo un tanto surrealista, pero me quedo con algunos Flash en la memoria.

Todo esto ocurrió mientras yo viví en Casa Paco..

8 min in Oxford Circus